REFLEXIONES DEL PASTOR DE LIMA A LA HERMANDAD DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS
En la víspera de su viaje a Roma para atender la próxima Asamblea General del Sínodo de los Obispos cuyo tema será: “La Eucaristía: Fuente y Cumbre de la Vida y de la Misión de la Iglesia” el Cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, Arzobispo de Lima y Primado del Perú se reunió con todos los miembros de la Hermandad del Señor de los Milagros en un multitudinario evento en el Coliseo del Colegio Salesiano en Breña.
En el Coliseo del Colegio Salesiano, colmado por los numerosos miembros de la Hermandad del Señor de los Milagros, el Cardenal Cipriani fue recibido por un largo aplauso de los fieles. Al expresar su bienvenida al Arzobispo y Primado del Perú el Capellán Mons. Pedro Hidalgo, recordó a los asistentes que "El Obispo, es el Vicario de Cristo en su Diócesis". En su momento, el Mayordomo Sr. José Soto Parra expresó su obediencia y fidelidad al Pastor.
El Cardenal Cipriani dio inició a su conferencia magistral recordando con cariño al Papa Benedicto XVI quien hace poco evocó al Rey David cuando hizo un juramento, a Dios, de no establecerse en el palacio real hasta no haber encontrado una morada para el Arca de Dios; signo de la presencia del Señor junto a su pueblo. A partir de esta consideración invitó a todas las Cuadrillas, Sahumadoras y Cantoras a reflexionar acerca de como “a aquel juramento del Rey David corresponde ahora el juramento del mismo Dios. El Señor juró a David una promesa que no retractó”.
Recordó, el Cardenal, que a la promesa de Dios debe responder el hombre con una adhesión fiel y activa. En un diálogo que entrecruza dos libertades: la divina y la humana. Aquí, explicó el Prelado, “descansa nuestra fe, nuestra confianza y nuestra alegría: Dios es fiel a su promesa y siempre la cumple.
LA FE DEBE SER TRANSMITIDA A OTROS
Seguidamente preguntó: ¿Tú y yo? ¿Cómo vivimos nuestra fe?”
“La Fe”- señalo a continuación- es un acto personal. Es una respuesta libre del hombre a la iniciativa de Dios que se revela, no es un acto aislado. Nadie puede creer solo; como nadie puede vivir solo. Nadie se ha dado la fe a sí mismo; como nadie se ha dado la vida a sí mismo”. En ese sentido, el creyente que ha recibido la fe de otro debe transmitirla a otro”. Nuestro amor a Jesús – el Señor de los Milagros – y a los hombres nos impulsa a hablar a otros de nuestra fe. Cada creyente es como un eslabón en la gran cadena de los creyentes. Yo no puedo creer sin ser sostenido por la fe de los otros, y por mi fe yo contribuyo a sostener la fe de los demás”.
Luego, aconsejando a la audiencia indicó: “trabajen para que Cristo y su mensaje de salvación sean conocidos y recibidos por todos los hombres y en toda la tierra. Que, para todos ustedes sea una meta esforzarse en el estudio del Catecismo de la Iglesia Católica. Así podrán guardar su Alianza con el Señor. Tienen ustedes, como miembros de hermandad, la obligación y el derecho de trabajar para que el mensaje divino de salvación sea conocido y recibido”.
Recordó luego que en esa carta (hoy una reliquia) que Juan Pablo II, dirigió a la Hermandad, calificó el Mes Morado como“la Cuaresma Limeña”. “Entramos en esta cuaresma recibiendo el don de custodiar la venerada imagen, la milagrosa pintura del Cristo Moreno, difundiendo intensamente el amor hacia Él” y guardando esa tradición en vuestro corazón. Esta sólida cadena de la Hermandad se sostiene en la fe de cada uno de ustedes a lo largo de 354 años. Deben agradecer esa fe, a vuestros antepasados – padres, hijos, abuelos- prometiendo mantenerla pura y siempre fiel a sus costumbres y tradiciones.
LA UNIDAD ES UN RASGO DE BELLEZA DE LA IGLESIA CATÓLICA
También indicó que “característica importante de la Hermandad es su unidad con el Arzobispo de Lima, sea quien sea. Unidos, firmes y compactos como una piña con la autoridad de la Iglesia, su Pastor, y el Santo Padre. La unidad es un rasgo de belleza de la Iglesia Católica
Añadió, “Para guiarnos, en esa unidad, tenemos los Sacramentos y los Mandamientos de la Ley de Dios. En el núcleo el amor tierno y sincero al gran misterio del amor de Dios con cada uno de nosotros es La Santísima Eucaristía”.
Por ello, invocó, “que cada domingo el plan de la familia se organice alrededor de la Santa Misa donde Jesús vive el drama de la Cruz y vence con la Resurrección. Qué pregunta tan bonita es aquella de: ¿A qué Misa vamos a ir todos? Como se escucha decir a las familias cristianas”.
Luego recordó que “la falta más grande del apóstol es el miedo. La falta de fe en el poder del Maestro despierta el miedo y el miedo oprimen el corazón y aprieta la garganta. El apóstol, por miedo, deja entonces de profesar su Fe”. En este sentido preguntó: “¿Eres constantemente un Apóstol? ¡Cuidado! “Los discípulos que abandonaron al Maestro aumentaron el coraje de los verdugos”.
EL MÁS GRAVE PROBLEMA CONTEMPORÁNEO
Al referirse a los problemas que se vive actualmente n nuestro medio preguntó: ¿Cuál es el más grave problema contemporáneo?
Se respondió: “El más grave problema contemporáneo es el miedo. Quien calla ante los enemigos de una causa, los envalentona. Por eso, reacciona como un tigre ante los que atentan contra tu fe. No permitas que la hipocresía te calle. EL miedo del apóstol es el primer aliado de los enemigos de la causa. Obligará a callar mediante el miedo (¿qué dirán, cómo quedo, qué pensarán?). Eso es la estrategia de los impíos, la murmuración, la hipocresía; los falsos ídolos son el desorden sexual, las drogas, el relativismo. Cristo no se dejó aterrorizar por los hombres. Saliendo al encuentro de la turba, guiados por Judas, dijo con valentía: Soy Yo, y cayeron por tierra sus captores”.
En ese sentido, pidió a los asistentes dejar de lado la murmuración, la envidia, la mentira. “Luchemos siempre por ser transparentes y permanecer unidos con quienes son las autoridades de la hermandad, de la Iglesia. Quien tiene autoridad que cuide dar buen ejemplo, la autoridad del ejemplo de Cristo, recordando siempre que sin la ayuda de Dios no alcanzarás la potencia luminosa de tu vida”.
Agregó, “la belleza de la propuesta de Cristo es la entrega y la fidelidad del matrimonio, la alegría de ser hijos de Dios, la solidaridad en el trabajo, la comprensión y la amistad verdadera entre todos. No cedamos ante esa campaña para que la soberbia y el egoísmo se levanten con ese grito del demonio a nuestros primeros padres: seréis como dioses”.
Sigamos el ejemplo de la Virgen María y el apóstol San Juan al pie de la Cruz comprendiendo el dolor como presencia del amor. Acudamos al Señor de los Milagros y tengamos con El, largas e íntimas conversaciones escuchando las lecciones del Maestro. Pero, primero, limpiemos el alma en una buena y sincera confesión y con sincero propósito de enmienda recibamos a Jesús Eucaristía que es el Centro y raíz de la vida interior”.
Finalmente agradeció al Capellán, a las Madres religiosas del Monasterio, al Mayordomo y “a todos y cada uno de ustedes que me dan ejemplo con ese amor profundo a Cristo. Vivamos con esa coherencia y esa fortaleza de buenos cristianos y Hagamos grande a nuestro Perú”.
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:31)
Carlos Félix
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